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19/06/2019KANBANFLOW: ¿Puede una herramienta ayudar a mejorar mi productividad?
22/07/2019Mucho se ha hablado en los últimos años acerca de la incidencia que tiene el clima organizacional sobre la productividad laboral. A comienzos de los años 70, ya Maslow en su “Teoría sobre la motivación humana” nos advertía acerca del impacto positivo que representa para una organización el hecho de atender su ambiente interno y no enfocarse únicamente en la productividad.
Se podría decir que en la actualidad son cada vez más las empresas que incorporan dentro de sus valores una gestión interna donde su componente humano signifique algo más que un engranaje dentro de la máquina productiva. Esta tendencia la podemos observar en empresas relativamente jóvenes, que no temen mostrarse puertas adentro y que más bien hacen gala de la gestión humana como una de sus fortalezas.
Sin embargo, existe un gran número de empresas donde prevalece aún la idea de que al empleado hay que “aprovecharlo” al máximo y que su tiempo debe ocuparlo 100% en tareas productivas, donde los parámetros para medir su eficiencia se basan prácticamente en el horario laboral cumplido sin tomar en cuenta otros aspectos ligados directamente a los objetivos propuestos por la organización. Lo que quizás no se advierte dentro de concepciones de este tipo, es que se corre el riesgo de caer en errores comunes dentro de las prácticas organizacionales; tales como la creencia de que invertir tiempo en capacitación es un gasto y pérdida de tiempo; o cometer el crimen de duplicar funciones o rehacer lo ya hecho, solamente por la insistencia de tener al empleado “ocupado”.
Si bien es cierto que el fin último de una empresa implica maximizar sus utilidades y por ende su productividad, en la medida que el componente humano sea considerado en toda su dimensión, este se sentirá más involucrado y ese fin u objetivo será más fácil de alcanzar, dejando además “saldo a favor” si consideramos lo que se gana teniendo un equipo jugando del mismo lado, altamente motivado, donde sus aportes sean tomados en cuenta y en donde se alienten iniciativas que sumen.
Tal vez en la medida en que insistamos en promover buenas prácticas organizacionales, logremos el cometido de que la información se difunda y llegue a quienes deban hacer los cambios. ¡Por más organizaciones felices y productivas!
Carolina Parra
Ing. Industrial
Docente IUDEL
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